RUTA DEL CONVENTO DE GRACIA ( SAN MARTIN DEL CASTAÑAR )
No es difícil encontrarlo, y la pista que lleva a él es sencilla, pero no hay muy buenas indicaciones en las páginas oficiales para poder llegar a encontrarlo.
Es un asentamiento del siglo V-VI, escasamente reconstruido hasta el momento, de origen visigodo y eminentemente dedicado a la minería y la agricultura. No es de extrañar dada la proximidad a la calzada romana que aun se conserva en San Martín, próximos a la Vía de la Plata.
Perdido en la frondosidad de los robledales, castaños y carballos de la Sierra de Francia, se encuentra esperando el Convento de Gracia, abandonado y en ruinas desde hace siglos, esperando mejores tiempos.
El origen de este elemento religioso está vinculado
directamente a las profecías de la profetisa Juana. Fue fundado en 1430 por Don Sancho de Castilla el entonces obispo para los
Padres Franciscanos. Tuvo gran importancia e influencia en su entorno durante
siglos.
El libro de la fundación de la Peña de Francia vincula la
construcción del convento con las predicciones de la Niña de Sequeros, como
también se conoce a la profetisa Juana, que también augura la fundación del
convento dominico de la peña. La sacralidad del lugar fue recogida, con
posterioridad por algunos cronistas franciscanos, como Fray José de Santa Cruz,
que narró "acontecimientos prodigiosos".
Existió en él una importante biblioteca, del cardenal Pacheco, que recuerda la intensa vida
cultural y religiosa que contó el monasterio. Todavía se conserva casi intacta
su fachada principal.
En el interior del frontispicio situado en el este, del solar de la iglesia y de algunas dependencias, las piedras se
funden con árboles, arbustos y la frondosa vegetación que puebla la casi
totalidad del recinto. Quedan restos incluso de las canalizaciones de piedra
que formaban el sistema
de riego de la huerta cultivada por los monjes. Otros elementos de estas canalizaciones han sido expoliados, igual que las imaginería y tallas que se encuentran en la iglesia parroquial del pueblo.
El paulatino proceso de ruina comenzó con el abandono de los
franciscanos tras las desamortizaciones decimonónicas. Pero ha sido en la
historia reciente de la sierra, cuando, según José Ignacio Díez Elcuaz, en su
libro La villa de San Martín del castañar, “se han perpetrado en él los mayores
destrozos: los restos del claustro, escudos, dinteles y jambas de puertas han
sido arrancados y sacados del lugar para utilizarlos en construcciones ajenas”.
La distribución de las diferentes dependencias sigue la
línea marcada por la arquitectura conventual, en torno a un claustro central.
Existen algunos restos de otro claustro más primitivo, que es conocido como el
Patio de los Carros.
Tras el abandono de los Franciscanos y el paso de
los Dominicos en la década de los años veinte del siglo XX, por una de las
edificaciones anejas como casa veraniega, la propiedad pasó a manos privadas, siendo
esta su titularidad actual.
No es difícil encontrarlo, y la pista que lleva a él es sencilla, pero no hay muy buenas indicaciones en las páginas oficiales para poder llegar a encontrarlo.
Siguiendo el camino empedrado que parte de la Ermita del
Humilladero hasta una bifurcación en una curva y yendo hacia la derecha,
saldremos a la carretera que va hacia La Alberca. Una vez atravesada, tomamos
una pista que, en unos treinta minutos, nos lleva hasta las ruinas del antiguo
Convento de Nuestra Señora de Gracia.
Es un asentamiento del siglo V-VI, escasamente reconstruido hasta el momento, de origen visigodo y eminentemente dedicado a la minería y la agricultura. No es de extrañar dada la proximidad a la calzada romana que aun se conserva en San Martín, próximos a la Vía de la Plata.
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