KRAK DE LOS CABALLEROS
El Crac de los Caballeros (Crac des Chevaliers en francés, fortaleza de los caballeros en una mezcla de árabe y francés) es un castillo situado en la actual Siria que fue la sede central de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en Siria durante la época de las cruzadas.
Fue incluido por la Unesco en el Patrimonio de la Humanidad en el año 2006 junto con el Castillo de Saladino.
Se le considera el inventor del cilicio. Fue expulsado de un monasterio por su rigor absoluto, así que decidió ir al desierto para vivir en continua penitencia; allí, después de vivir en una cisterna seca y en una cueva, y a causa de la continua molestia que le suponían las muchas gentes que venían a visitarle, apartándole de la vida contemplativa y la oración y acercándole a la tentación, decidió que le construyeran una columna de tres metros de altura, luego una de siete y por último pasó a una de 17 metros para vivir subido en ella y alejarse del tráfago humano. Sobre esta columna pasó sus últimos 37 años de vida, por lo que se ganó el sobrenombre de «el Estilita». Murió en el año 459.
La impresión que se tiene cuando uno se acerca en coche a este lugar es la de una gran austeridad en el paisaje: una gran extensión de tierra con pequeñas ondulaciones en el terreno acompañada por una escasa vegetación de arbustos y muy pedregosa a causa del substrato calcáreo propio de esta zona del norte del país, es la única vista a lo largo de varios kilómetros desde que se dejan atrás las afueras de Alepo.
Sólo se pueden ver los restos de lo que se supone fue la clolumna sobre la que vivio el santo, alrededor de la cual se creo el monasterio.
En efecto, el mundo bizantino encontró en Siria y, especialmente en el norte una gran aceptación y prosperidad gracias a la proximidad con la ciudad de Antioquia, sede de uno de los cuatro patriarcados del Imperio Bizantino, junto con Roma, Alejandría y Jerusalén.
Tras la construcción del monasterio, el peregrinaje se multiplicó y con él también la prosperidad de las villas cercanas al crearse una especie de Camino de Santiago durante cuyo trayecto los fieles, que venían de muchos y alejados lugares (incluso desde Europa, según cronistas de la época), pudieran avituallarse y descansar.
El Crac de los Caballeros (Crac des Chevaliers en francés, fortaleza de los caballeros en una mezcla de árabe y francés) es un castillo situado en la actual Siria que fue la sede central de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en Siria durante la época de las cruzadas.
Fue incluido por la Unesco en el Patrimonio de la Humanidad en el año 2006 junto con el Castillo de Saladino.
El
castillo fue construido por los cruzados sobre un espolón del desierto sirio
con el fin de proteger la ruta que unía la ciudad siria de Homs (bajo dominio
musulmán) con Trípoli (Líbano), capital del condado del mismo nombre, en la
costa del Mediterráneo.
La fortaleza original había sido construida por el emir
de Alepo. Fue capturado por Raimundo IV de Tolosa en 1099 durante la Primera
Cruzada, pero fue abandonado cuando los cruzados siguieron su ruta hacia Jerusalén.
Fue recuperado por Tancredo príncipe de Galilea en 1110. Raimundo II, conde de
Trípoli, se lo cedió a los caballeros hospitalarios en 1142. Durante el siglo y
medio siguiente, los caballeros construyeron una imponente fortaleza, la mayor
de Tierra Santa, que resistió al menos doce asaltos por parte de los
musulmanes.
MONASTERIO DE SAN SIMEON ( EL ESTILITA)
A unos 60 km. al norte de Alepo se encuentra uno de los más importantes lugares de culto del mundo bizantino de Siria, el monasterio de Qalaat Semaan, más conocido como San Simeón.
A unos 60 km. al norte de Alepo se encuentra uno de los más importantes lugares de culto del mundo bizantino de Siria, el monasterio de Qalaat Semaan, más conocido como San Simeón.
San Simón o Simeón el Estilita, o
simplemente Simón Estilita (Sisan, Cilicia, c. 390 – Alepo, Siria, 27 de
septiembre de 459), también conocido como Simeón Estilita el Viejo, fue
un santo asceta cristiano que nació en Cilicia a finales del siglo IV. Su fama
radica en el hecho de haber elegido como penitencia el pasar 37 años en una
pequeña plataforma sobre una columna1
(del griego stylé; de ahí su sobrenombre) cerca de Alepo, Siria.
Se le considera el inventor del cilicio. Fue expulsado de un monasterio por su rigor absoluto, así que decidió ir al desierto para vivir en continua penitencia; allí, después de vivir en una cisterna seca y en una cueva, y a causa de la continua molestia que le suponían las muchas gentes que venían a visitarle, apartándole de la vida contemplativa y la oración y acercándole a la tentación, decidió que le construyeran una columna de tres metros de altura, luego una de siete y por último pasó a una de 17 metros para vivir subido en ella y alejarse del tráfago humano. Sobre esta columna pasó sus últimos 37 años de vida, por lo que se ganó el sobrenombre de «el Estilita». Murió en el año 459.
La impresión que se tiene cuando uno se acerca en coche a este lugar es la de una gran austeridad en el paisaje: una gran extensión de tierra con pequeñas ondulaciones en el terreno acompañada por una escasa vegetación de arbustos y muy pedregosa a causa del substrato calcáreo propio de esta zona del norte del país, es la única vista a lo largo de varios kilómetros desde que se dejan atrás las afueras de Alepo.
Sólo se pueden ver los restos de lo que se supone fue la clolumna sobre la que vivio el santo, alrededor de la cual se creo el monasterio.
En efecto, el mundo bizantino encontró en Siria y, especialmente en el norte una gran aceptación y prosperidad gracias a la proximidad con la ciudad de Antioquia, sede de uno de los cuatro patriarcados del Imperio Bizantino, junto con Roma, Alejandría y Jerusalén.
Tras la construcción del monasterio, el peregrinaje se multiplicó y con él también la prosperidad de las villas cercanas al crearse una especie de Camino de Santiago durante cuyo trayecto los fieles, que venían de muchos y alejados lugares (incluso desde Europa, según cronistas de la época), pudieran avituallarse y descansar.
Hoy, como antaño, sigue siendo uno
de los lugares de visita obligados de Siria, sino como
peregrinaje religioso en busca de los consejos del santo, si como parte de la
ruta para conocer uno de los más bellos testimonios del pasado de Siria.
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