viernes, 31 de mayo de 2013

NAPOLES

NAPOLES

Custodiada por el monte Vesubio, Nápoles es la ciudad más grande del sur de Italia. Situada en el golfo del mismo nombre, tiene una población de más de 4 millones de habitantes.


Tiene una historia milenaria, y su control ha pasado por muchas manos: griegos, romanos, normandos, y españoles, centro del reino Borbón de las Dos Sicilias, y todos ellos dejaron huella en ella. Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.


Nápoles  ( ciudad nueva ) se construyó a unos kilómetros de una ciudad existente, "Parténope" o "Palépolis" (ciudad vieja). En la mitología griega Parténope era la menor de las tres sirenas que desde las rocas de Capri intentaron con sus cantos seducir a Odiseo, quien se ató al palo mayor consiguiendo así ser de los pocos mortales en disfrutar de los bellos cantos sin morir ahogado después. La sirena, desesperada, se ahogó de pena y su cuerpo llegó a la costa de la ciudad vieja.


El Barrio Español, y el de Sppacanapoli son el centro de la zona histórica de la ciudad. Con calles estrechas y bulliciosas, repletas de comercios y trattorias, forman una cuadrícula laberíntica por la que es fácil perderse.


Esta zona está repleta de iglesias adosadas a los edificios, y vestigios en las casas del pasado: es fácil encontrar la base de edificios romanos, e incluso entradas a subterráneos, que es una de las atracciones turísticas visitables.


La galeria de Umberto I, una de las más grandes de Europa, es un lugar imprescindible en el paseo por la ciudad. Al lado de la plaza del Plebiscito y muy cerca de la bulliciosa calle Toledo, centro comercial de la ciudad, merece la pena perder un rato y quizás tomarse un café contemplando el techo abovedado, muy parecido al que existe en Milán.



El Castel Sant'Elmo domina desde lo alto de la colina del Vomero desde 1275 por obra de Carlos I de Anjou. Fue completamente restaurado entre el 1538 y el 1546 por el ingeniero valenciano Pedro Luis Escrivá,8 siendo Virrey Don Pedro de Toledo. La base que anteriormente era cuadrada, desde entonces tiene forma de estrella. Este castillo fue escenario de la última y desesperada defensa de la República Napolitana contra la ocupación borbónica.


Una de las mayores plazas y tal vez la más notable de la ciudad es la Piazza del Plebiscito. Esta plaza se encuentra entre el Palacio Real y el Teatro San Carlo, formando una elipse en medio de la cual se erigen dos estatuas ecuestres, una de Carlos III, obra de Antonio Canova, y Fernando I conmemorando el regreso al poder de la Casa de Borbón, tras la ocupación napoleónica y el gobierno de Murat. Desde 1994, cuando Nápoles hospedó la cumbre del G7, la plaza dejó de utilizarse como aparcamiento14 y recuperó su antigua importancia como espacio público, dónde con frecuencia se celebran conciertos, manifestaciones y hasta representaciones de ópera en Navidad.



El paseo marítimo de Nápoles toma el nombre de Via Caracciolo, en honor al almirante Francesco Caracciolo. La calle es reciente, del siglo XIX. Esta calle separa la Villa Comunal con la Rivera de Chiaia, que deriva de la palabra napolitana Chiaja, que significa playa.


Custodiando la entrada al puerto, se encuentra el Castel Nuovo o Castillo Maschio Angioino. Fue construido entre 1279 y 1282 por Carlos I de Anjou, todo un récord, siendo el palacio real de su dinastía. En tiempos de Roberto de Anjou, uno de los más notorios mecenas de su tiempo, se hospedaron en el castillo grandes figuras de las artes y las letras, como Petrarca o Boccaccio, que escribió el Decamerón entre sus muros.


El Castel dell'Ovo (Castillo del Huevo) es parte del bellísimo panorama del Golfo. Se llama así porque, según la leyenda, Virgilio habría escondido en el interior del castillo un huevo que soportaría la estructura del edificio, y que, de romperse, provocaría el hundimiento de la fortaleza, y que la ciudad sufriera grandes catástrofes.
Está situado en el islote de Megaride, donde en el siglo VII a. C. desembarcaron los cumanos que fundaron Parténope. El castillo era parte de la villa del romano Lucio Licinio Luculo, que fue fortificada por Valentiniano III y que albergó al depuesto Rómulo Augusto, último emperador romano, muerto poco después.


Como comentamos antes, hay una atracción turística muy valorada, que es Náploes subterráneo. Es un paseo de dos horas por las entrañas de la ciudad visitando catacumbas antiguas, cisternas romanas y medievales y refugios antiaéreos de la II Guerra Mundial.






Fundamental es la visita al Museo Arqueológico de Nápoles, uno de los mejores del mundo, donde se encuentran todos los objetos, murales y mosaicos encontrados en las ciudades de Pompeya y Heculano, pero lo voy a situar en ese contexto en otra entrada.

Lamentablemente para mi, la visita al Vesubio, que era una de mis principales salidas, fue un fiasco, ya que las nubes estuvieron cubriéndolo durante todo el tiempo, y aunque lo intentamos, no fuimos capaces ni a ver el cono volcánico.


Para otra ocasión.


Al norte de la ciudad se encuentra una de las llamadas Puertas al Infierno para loas antiguos ( había tres, dos de ellas en la actual Turquía ) en el pueblo de Pozzuoli.


El lago Averno, las sulfataras y fumarolas pertenecen a los llamados campos Flégreos, una gran zona volcánica aprovechada desde la antigüedad para actividades hidrotermales.


Dependiendo del momento, los vapores volcánicos aumentan y el olor a azufre llega ser bastante potente, lo que te lleva a pensar si de verdad estás a la entrada del Hades.



Caminar por el fondo inactivo de un volcán es una experiencia que nunca había sentido, y es mejor no pensar que estás en la misma zona sísmica que el Vesubio, que hizo desaparecer ciudades enteras tras sus últimas erupciones.







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