TURQUIA V
ESTAMBUL
"Si la Tierra fuese sólo un estado, Estambul sería su capital" Napoleón Bonaparte.
Parece que hay enamorados de esta ciudad desde hace siglos. Cuando fuimos la primera vez nos la vendieron como una ciudad romántica, mística, que engancha. Y efectivamente la cogimos para nosotros....
Podría ser la puerta de Oriente ara los europeos, con ese bullicio de las ciudades mediterráneas, caos controlado, con el encanto oriental de los minaretes en el skyline y las constantes llamadas a la oración de los imanes.
Caminar por sus calles de casas de madera pintadas de llamativos colores en la zona de Sultanamed o el tranvía del barrio de Galata. o el moderno barrio de Taksim requiere unos cuantos días para captar todo lo que ofrece esta ciudad.
Reservando con tiempo, es recomendable cenar en el restaurante de la torre Gálata, si es posible viendo el espectáculo de los derviches ( es turístico, no la auténtica ceremonia místico-religiosa que recomiendo ver mejor en la zona interior de Konya o Capadocia, en el interior de sus cavernas ), con la inmejorable visión del Bósforo separando los dos continentes.
"El Bósforo es la mejor vista del mundo. Quién lo niega insulta a Dios" Edmondo de Amicus ( 1878). Bueno, se ha pasado, pero si esta entre las mejores.
El Gran Bazar es una de las atracciones principales de la ciudad. En el intrincado laberinto venden de todo, literalmente de todo: desde el lujo más absoluto a la baratija más absurda, y es fácil perderse en el dédalo de callejuelas sin límites establecidos; ¡Aún no sé exactamente ónde acba el bazar!
Un paseo en barco por el bósforo también es muy recomendable. Existen excursiones programadas, algo caras la verdad, que dan un crucerito por el cuerno de oro. Pero yo recomiendo coger el ferry público que en menos de dos horas te lleva a comer al final del estrecho en la desembocadura en el Mar Negro, acompañado de enormes petroleros, y poder admirarlo en alguno de los restaurantes marineros del último pueblo de la ruta.
Por supuesto, el plato de fuerte de Estambul es la explanada de las mezquitas en Sultanamed, con la única y espectacular basílica-museo-mezquita de Santa Sofía, una joya arquitectónica construida por Justiniano en 537 y una de las obras maestras del arte bizantino.
En constante restauración, tanto por dentro como por fuera, fue dañada en múltiples terremotos, y es realmente impactante la contemplación de la cúpula de la sala principal de más de 30 metros de alto desde dentro, los medallones con citas coránicas y sus columnas monolíticas. Sus cuatro minaretes son la imágen más fotografiada de la ciudad.
Son fantásticos sus mosaicos e iconos, de gran interés histórico, y las vistas a su vecina, la Mezquita Azul desde el segundo piso.
En el parque que se sitúa en la explanada de las mezquitas está el antiguo hipódromo, marcado por el obelisco de Tutmosis y la columna de la serpiente, que delimitan la espina del mismo.
A escasos metros de esta plaza se encuentra la Cisterna Basílica o Yerebatan, una maravilla construida por Justiniano que abastecía de agua a esa zona de la ciudad. También se conoce por el Palacio Sumergido.
La cisterna de Yerebatan (Yerebatan Sarnıcı, su nombre en turco) tiene unas dimensiones de 140 por 70 metros y se calcula que podía almacenar unos 100.000 m3 de agua. Quizá alguien se acuerde de la escena de persecución en lancha de 007 Sean Connery en "Desde Rusia con amor". Bien, pues es imposible, solo en cine.
Pueden visitarse los edificios históricos de la Unversidad de Esmabul, del siglo XV, a medio camino entre el gran bazar y
La segunda mezquita más importante, la de Suleyman, también en restauración, aunque el interior que pude visitar en 2003 es incluso más bonito que el de la Mezquita Azul.
Las vistas al Bósforo son inmejorables desde las terrazas del Serrayo.
El Harén era el lugar donde residía el Sultán, su familia y
un conjunto de entre 500 y 800 mujeres de alto nivel cultural adiestradas en
ciertas habilidades. La Reina Madre era la máxima responsable del Harén. Para
acceder al Harén es necesario adquirir una entrada independiente.
ESTAMBUL
"Si la Tierra fuese sólo un estado, Estambul sería su capital" Napoleón Bonaparte.
Parece que hay enamorados de esta ciudad desde hace siglos. Cuando fuimos la primera vez nos la vendieron como una ciudad romántica, mística, que engancha. Y efectivamente la cogimos para nosotros....
Podría ser la puerta de Oriente ara los europeos, con ese bullicio de las ciudades mediterráneas, caos controlado, con el encanto oriental de los minaretes en el skyline y las constantes llamadas a la oración de los imanes.
Caminar por sus calles de casas de madera pintadas de llamativos colores en la zona de Sultanamed o el tranvía del barrio de Galata. o el moderno barrio de Taksim requiere unos cuantos días para captar todo lo que ofrece esta ciudad.
Reservando con tiempo, es recomendable cenar en el restaurante de la torre Gálata, si es posible viendo el espectáculo de los derviches ( es turístico, no la auténtica ceremonia místico-religiosa que recomiendo ver mejor en la zona interior de Konya o Capadocia, en el interior de sus cavernas ), con la inmejorable visión del Bósforo separando los dos continentes.
"El Bósforo es la mejor vista del mundo. Quién lo niega insulta a Dios" Edmondo de Amicus ( 1878). Bueno, se ha pasado, pero si esta entre las mejores.
El Gran Bazar es una de las atracciones principales de la ciudad. En el intrincado laberinto venden de todo, literalmente de todo: desde el lujo más absoluto a la baratija más absurda, y es fácil perderse en el dédalo de callejuelas sin límites establecidos; ¡Aún no sé exactamente ónde acba el bazar!
Un paseo en barco por el bósforo también es muy recomendable. Existen excursiones programadas, algo caras la verdad, que dan un crucerito por el cuerno de oro. Pero yo recomiendo coger el ferry público que en menos de dos horas te lleva a comer al final del estrecho en la desembocadura en el Mar Negro, acompañado de enormes petroleros, y poder admirarlo en alguno de los restaurantes marineros del último pueblo de la ruta.
En constante restauración, tanto por dentro como por fuera, fue dañada en múltiples terremotos, y es realmente impactante la contemplación de la cúpula de la sala principal de más de 30 metros de alto desde dentro, los medallones con citas coránicas y sus columnas monolíticas. Sus cuatro minaretes son la imágen más fotografiada de la ciudad.
Son fantásticos sus mosaicos e iconos, de gran interés histórico, y las vistas a su vecina, la Mezquita Azul desde el segundo piso.
La Mezquita Azul es la mezquita más importante de Estambul.
Su nombre en turco es Sultanahmed Camii, Mezquita del Sultán Ahmed, ya que fue
construida por el Sultán Ahmed I entre 1609 y 1616. Fue inaugurada en el año
1617 durante el mandato de Mustafá I.
Aunque a simple vista parece tener unas dimensiones
similares a Santa Sofía, viendo las medidas reales vemos que es aproximadamente
la mitad. La cúpula central tiene 23 metros de diámetro y 43 metros de altura.
La Mezquita Azul cuenta con seis minaretes lo que, en el
momento de su construcción, provocó mucha polémica, ya que la Meca también
tenía seis. Posteriormente y para apaciguar a los fieles, en la Meca se
construyó un séptimo minarete para marcar la diferencia.
La iluminación de la mezquita proviene de sus más de 200
vidrieras y de las lámparas de araña que cuelgan del techo.
Para entrar en la Mezquita Azul, al igual que en el resto de
las mezquitas de la ciudad, deberéis llevar la ropa apropiada y descalzaros
antes de entrar. Las mujeres deben llevar los hombros y el pelo tapado. Si no
tenéis nada para taparos, en la entrada os dejarán todo lo que necesitéis para
entrar. Durante las horas de culto la mezquita está cerrada al
turismo.
Al entrar en la Mezquita Azul se entiende el porqué de su
nombre: hay más de 20.000 azulejos de color azul que adornan la cúpula y la
parte superior de la mezquita. Todos los azulejos fueron llevados de la ciudad
de Iznik (Nicea).
En el parque que se sitúa en la explanada de las mezquitas está el antiguo hipódromo, marcado por el obelisco de Tutmosis y la columna de la serpiente, que delimitan la espina del mismo.
A escasos metros de esta plaza se encuentra la Cisterna Basílica o Yerebatan, una maravilla construida por Justiniano que abastecía de agua a esa zona de la ciudad. También se conoce por el Palacio Sumergido.
La cisterna de Yerebatan (Yerebatan Sarnıcı, su nombre en turco) tiene unas dimensiones de 140 por 70 metros y se calcula que podía almacenar unos 100.000 m3 de agua. Quizá alguien se acuerde de la escena de persecución en lancha de 007 Sean Connery en "Desde Rusia con amor". Bien, pues es imposible, solo en cine.
Entre las 336 columnas de la basílica hay dos que tienen
como base una cabeza de Medusa, el ser mitológico que convertía en piedra a
quien mirara.
Hay diversas teorías sobre que significan esas grandes
cabezas en el interior de la cisterna, aunque la teoría más aceptada es que se
pusieron ahí por fines prácticos, para ser usadas como base de las columnas.
La Basílica Cisterna tiene 336 columnas de 9 metros de
altura. Los estilos de las columnas son muy variados, ya que fueron
reutilizadas de antiguas estructuras y monumentos.
Pueden visitarse los edificios históricos de la Unversidad de Esmabul, del siglo XV, a medio camino entre el gran bazar y
La segunda mezquita más importante, la de Suleyman, también en restauración, aunque el interior que pude visitar en 2003 es incluso más bonito que el de la Mezquita Azul.
El Palacio Dolmabahçe fue construido entre los años 1843 y
1856 por orden del Sultán Abdülmecid al otro lado del Cuerno de Oro. En su construcción intervinieron cuatro
arquitectos del Departamento Real de Arquitectura del Imperio Otomano.
Con una fachada de más de 600 metros y una superficie de
15.000 metros cuadrados, el Palacio Dolmabahçe es el edificio más grande del
país. Tiene 285 habitaciones, 43 salas, 68 lavabos y 6 baños turcos. En 1984 el palacio fue convertido en museo.
A la espalda de Santa Sofía se encuentra otra de las joyas de Estambul: el palacio de Topkapi.
Fuente de Ahmet III, construida en 1729 se sitúa en la
entrada del palacio Topkapi
|
El Palacio Topkapi es el mejor reflejo de la época imperial
en Estambul y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla como sede del
Imperio Otomano. Desde este palacio los sultanes gobernaron su imperio hasta
mediados del siglo XIX.
La construcción del Palacio Topkapi comenzó poco tiempo
después de que Mehmed II tomara Constantinopla. El palacio inicial fue
inaugurado en 1465. Durante las décadas siguientes el palacio fue ampliado por
los diferentes gobernantes.
En sus 700.000 metros cuadrados, el Palacio Topkapi cuenta
con cuatro patios y múltiples edificios en su interior: sala de armas, cocina,
establos reales, tesoro y muchos más.
Las vistas al Bósforo son inmejorables desde las terrazas del Serrayo.
El Tesoro cuenta con algunos de los objetos más valiosos del
mundo, como el diamante del cucharero (un diamante de 88 quilates que
perteneció a Letizia Ramolino, madre de Napoleón) o el puñal topkapi (el arma
más cara del mundo, construido en oro con esmeraldas incrustadas).
En el mismo recinto (en el interior de sus murallas) se
encuentra el Museo Arqueológico, con unas colecciones de las civilizaciones mesopotámicas espectaculares ( para un friki de las piedras como yo ).
Son muy interesantes también el Bazar de las Especias o Egipcio y la mezquita aledaña.
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