miércoles, 26 de febrero de 2014

SANTORINI

SANTORINI

La isla griega por excelencia y a la vez diferente de las demás, la más especial, la más bonita.


Su espectacular belleza, junto con una animada vida nocturna, la han convertido en uno de los principales destinos turísticos de Europa.







Sus construcciones tienen un aspecto oriental, con casas blancas y marcos de ventanas y puertas en azul, como se pueden encontrar en las costas de Marruecos o Túnez. Por otra parte, también se han formulado reproches contra el carácter desordenado y excesivo de su desarrollo urbanístico reciente.






Santorini es, en esencia, lo que queda de una enorme explosión volcánica que destruyó los primeros asentamientos existentes, haciendo desaparecer gran parte del territorio de la antigua isla y provocando la creación de la caldera geológica actual.



El nombre actual (Σαντορίνη, en griego) es de origen italiano, en concreto debido a los mercaderes venecianos medievales que la llamaron Santa Irene en italiano en honor a la patrona de la isla Santa Irene de Tesalónica. Previamente fue llamada Thera, Kallistē («la más hermosa») o Strongylē («la redonda»).








Una gigantesca laguna central, más o menos ovalada, de unos 12 km de longitud y 7 km de anchura, está rodeada por tres lados por altos acantilados de unos 300 metros de altura. Las pendientes de la isla descienden desde lo alto del acantilado hasta el circundante mar Egeo. 




Thira, la capital, es quizás el pueblo más bello y singular del Egeo. Se encuentra construida y asomada sobre el extremo de un precipicio que mira sobre el hueco dejado por el volcán. Este hueco se conoce como Caldera, ahora ocupado por el mar. Tiene un pequeño puerto debajo que esta comunicado con Thira con un funicular o con cientos de peldaños, si se desea subir a pie o a lomos de los numerosos burros que realizar esta costosa labor diariamente. Asimismo, desde este puerto parten las barquitas que realizan las muy aconsejables excursiones a las islas interiores de Nea Cameni, con sus aguas calientes, Palea Kameni y a la bellísima vecina Thirassia, que surge como una copia de Santorini pero aún más autentica junto al pequeño pero sorprendente islote de Aspro.





 La belleza de Thira puede deberse al contraste de la roca oscura del lugar con las blancas casitas de una arquitectura única, de casas pequeñas y como salidas de un cuento, sus cúpulas, sus pasajes (estrechos y laberínticos), sus multicolores ventanas y puertas de madera labrada. Destacan sus catedrales, tanto la católica como la ortodoxa y su museo arqueológico.




Los puertos de la isla están todos en la laguna, y la capital, Fira, cuelga de lo alto del acantilado, sobre la ladera que desciende hasta la laguna.






Muy recomendables las puestas de sol desde Oia, espectáculares es esta isla ya espectacular por sí misma. ¡Tengo que volver, ya!


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