HOI AN
Tras el ajetreo de Saigon,Hoi An es un buen contrapunto. Se respira una paz y tranquilidad que no habíamos sentido desde que llegamos a Vietnam.
A orillas del rio, cerca de la desembocadura en el mar de China, es una ciudad de ambiente colonial, mezclada con arquitectura china e incluso japonesa.
Hoi An fue un gran puerto comercial en el siglo XVII y XVIII, con gran tráfico mercantil en el Mar de China. Son numerosas las casas de comerciantes chinos que se pueden visitar en la actualidad, cada una de una familia dedicada a una profesión.
Es Patrimonio de la Humanidad su centro, que es peatonal,y merece la pena perderse entre sus calles visitando su gran cantidad de comercio ( son famosas sus telares ), o tomando algo en sus numerosos cafés.
También es posible dar un paseo en barca por el río, negociando el precio directamente con sus dueños.
El sitio más emblemático de todo el casco antiguo en el puente japonés, que une la zona china con la salida de la ciudad.
En una de sus puertas hay una capilla dedica al mono y en la contaría al perro ( según los años del calendario chino en que se inicio y acabo ).
En la oficina de Turismo se compran los tickets para visitar la diferentes casas de comerciantes chinos, algunas incluyes templos y zonas de reunión de las cofradías, y otras más pequeñas, con su característica arquitectura en madera, donde puedes además degustar de un te mientras te explica la historia familiar algún orgullosos descendiente.
La ciudad, a pesar de la evidente decadencia comercial, y el aumento del turismo, tiene mucha vida, y es increíble visitar esmerado a orillas del rio, con frutas exuberantes y otras viandas menos acostumbradas al paladar occidental.
No es infrecuente que los comerciales te lleven a visitar los talleres textiles, donde puedes hacerte un traje a medida en 24 horas.
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